miércoles, 9 de abril de 2014

La Washingtonia Robusta

La Washingtonia robusta, originaria de la Baja California, es una palmera de la familia de las Arecaceae, y representa una opción excelente para dar un toque exótico a cualquier jardín por sus elegantes hojas en abanico y la bonita textura del tronco. La vista de estas palmeras, sobre todo cuando se las dispone en grupos o hileras, tiene la capacidad de otorgar un aire de sofisticación a cualquier propiedad, por no mencionar la facilidad con la que asociamos la elegante silueta de este tipo de plantas ornamentales con los paraísos turísticos y rincones perdidos llenos de encanto. Otra característica que la hace atractiva también es su rápido crecimiento, pudiendo alcanzar un total de treinta y cinco metros. Dicho atractivo es motivo de que se la plantara generosamente en Los Ángeles con la intención de embellecer la ciudad para las Olimpiadas de 1932. Podemos encontrarla, prácticamente, en cualquier vivero pero si queremos disfrutar del placer de obtener nuevos ejemplares directamente de semillas, comprobaremos la rapidez y facilidad con que podemos lograrlo. Las semillas de Washingtonia robusta son muy pequeñas, similares a una lenteja. Podemos comprarlas o directamente buscarlas al pie de ejemplares adultos, donde las encontraremos en parques o en jardines donde los veamos plantados. Incluso llegué a recoger semillas de entre las ranuras de las baldosas en las aceras que se hallan a lo largo del perímetro del Parque Municipal de Elche (las que se muestran en la imagen), pues esas aceras están bordeadas de Washingtonias de cuya belleza el Ayuntamiento se encarga con esmero pues se toma el trabajo de recortarles regularmente la barba que forman las hojas viejas, con lo que aumenta la belleza del entorno en general, que aparece más cuidado. 



Las que se ven a continuación son un grupo de las que crecen a lo largo de las aceras mencionadas, en esta foto acompañadas de algunas datileras:



Dispondremos de un tiesto o contenedor con tierra y en él plantaremos las semillitas a una profundidad de 1 centímetro, separadas entre sí unos 2 centímetros si decidimos plantar más de una en el mismo tiesto. Mantendremos la tierra húmeda constantemente y, en pocos días, observaremos emerger hojitas que se asemejan a briznas de pasto. Cuando alcancen unos 10 centímetros de altura, lo mejor será poner en remojo el tiesto entero y separar (en el agua misma para prevenir daños a las raíces, técnica que puede emplearse con cualquier planta cuando tengamos dos o más para separar) las palmeritas delicadamente y poner cada una en una maceta individual. Las plantaremos directamente en el suelo cuando alcancen un tamaño que impida que sean dañadas si alguna persona o mascota tropieza con ellas. Eso sí, cualquier lector que considere hacerse con uno o varios de estos ejemplares, tendrá que considerar que requieren bastante espacio, por lo menos hasta que adquieren altura y el penacho, cuyo amplio diámetro puede a veces suponer un obstáculo, se aleja alegremente hacia arriba. La que se ve a continuación es una que me encontré en Tenerife, con la vista del Atlántico de fondo (nótese que la palmera está mucho más cercana a mi cámara que los edificios que se ven en la parte inferior que están, a su vez, rodeados de Washingtonias) :






También hay que tener cuidado de no plantarlas muy cerca de edificios o tuberías porque las raíces pueden ocasionar problemas. Si a alguien le ha sucedido, agradeceré publique aquí su testimonio. Una palmera promedio crece unos dos metros en diez años, aunque si dispone de riego regular (que necesita cuando es pequeña para desarrollar buenas raíces) puede crecer mucho más rápido. Una vez que alcanzan cierto desarrollo pueden sobrevivir bastante bien con poco riego, o lo que reciban de las lluvias ocasionales. Son capaces de soportar temperaturas altas y, cuando hace frío, pueden aguantar hasta -10ºC, aunque es mejor protegerlas cuando son pequeñitas, sobre todo de los vientos fríos invernales, que me han dañado más de una. 

Happy planting!